Yo manejo mi vida

Carnival

Empecé a consumir cocaína por primera vez a los 19 años. Fue una tarde de carnaval. Tenía mucho miedo. Me lo ofrecieron y, por no ser menos que ninguno de los amigos, lo hice. Pensé “¿Qué va a pasarme? Yo tengo una vida maravillosa; qué problema me puede causar esto”…

Me la presentaron como la dama blanca. ¿Qué iba a pensar yo? No sabía que me acompañaría tantos años y que me causaría tanto daño iba a causar, me la pintaban como que era la sustancia de éxito, la de los ricos, famosos, personas muy pudientes y que lo tenían todo, que no me preocupara.

Empecé algún fin de semana que otro por la noche cuando salía. Luego algún día entre semana, ya me daba igual que fuera por la mañana que por la noche. Me daba lo mismo. Yo pensaba que me sentaba bien y me creía superior.

Hasta que explotó, se fue de mis manos y control. Sin tomar consciencia me hice esclavo de la maldita droga; pero aún me quedaba por hundirme más. Tuve una situación familiar muy dura y no la supe enfrentar. Lo único que me aliviaba ese dolor era la droga.

Pasé de esnifarla a fumarla, maldita la hora….ya sí que no tenía control ninguno.

No pensaba en nada ni nadie, sólo en continuar consumiendo. Mi familia, rota y dolorida por verme mal, no era consciente de todo el daño causado. Yo pensaba, si todo el mundo lo hace…que sabía yo el daño que me causaría y que pararía mi vida por tantos años.

Hice como 9 tratamientos diferentes en diferentes clínicas. Salía de uno, no pasaban dos meses y volvía a buscar esa compañía de la droga que no se quitaba de mi mente. Era como un amor al que no te dejan ver.

Mi último año fue desastroso. No tenía relación con mi familia, tenía problemas laborales, de pareja, perdí los pocos amigos que tenía. Estaba totalmente solo.

Llegó el punto en que mi familia me dio por caso perdido ya que no hacían carrera conmigo. Estuve dos meses por la calle mal viviendo. Cambié totalmente durante ese periodo de tiempo. Ya no era ese hombre maravilloso, cariñoso y de buena fe. Estaba con personas de la calle que no me aportaban nada positivo ya que estaban viviendo mal y haciendo mal. Yo también me engañe a mí mismo.

“Me dijeron o vas a Narconón o te quedas en la calle, a casa no pasas”.

Mi familia me volvió a tender la mano para darme ayuda:

“Me dijeron o vas a Narconón o te quedas en la calle, a casa no pasas”.

adicto
(Foto de sam thomas/iStockPhoto.com)
 

Yo sabía que necesitaba ayuda. Había hecho cosas que no haría en mi sano juicio. Me auto engañaba pensando que, si iba al CAID, volverían las cosas a la normalidad. Yo mismo me auto engañaba, pues ya lo había experimentado en varias ocasiones y no me funcionó.

Esta vez ya no podía manipular a mi familia así que decidí ir a Narconon. Pensé que se demoraría y pensé que podría de nuevo buscarle la vuela. Pero ellos ya se las sabían todas, y en ese mismo momento subimos al coche dirección Narconon.

Evidentemente fui a Narconon.

Cuando llegué a Narconon no tenia ningún tipo de esperanza y estaba totalmete destrozado.

En la Retirada me comenzaron a realizar ayudas, (masajes), para evitar los dolores musculares y malestar general. Me daban vitaminas y minerales tales como calcio, magnesio etc. Realizaba ejercicios que me ayudaban a desconectarme de mis problemas, centrándome en lo que estaba haciendo.

No tenía nada que ver con los programas anteriores. Era algo totalmente nuevo, no eran psiquiatras, ni psicólogos a los que yo ya estaba acostumbrado. No tomé medicación,

Mi paso por allí fue muy duro, con muchos demonios en mi cabeza. Debido a las sustancias tóxicas no estás para nada en la realidad. Estuve muy cómodo en la Retirada ya que me atendieron como si fuera un hijo o un hermano. Necesitaba recuperar algo de fuerza física, mental y calmar mis dolores de cuerpo.

Luego en la sauna cambió toda mi persona. Fue algo mágico, inexplicable. Esos demonios empezaron a desaparecer y yo puede volver a ser la persona que siempre fui, ese chico maravilloso, cariñoso, humilde, amable, respetuoso.

Comencé a hacer ejercicios que me ayudaron con mi autocontrol y mi comunicación. Sentí bienestar, calma y un cambio mental.

Llegaron los ejercicios de los Objetivos. Éstos son ejercicios cognitivos. Me fui dando cuenta de las muchas cosas de las que antes yo no era consciente, del daño causado, de cuánto daño había hecho y lo que podía hacer para repararlo. Curiosamente mejoré mi audición, mi inteligencia, fui capaz de pasar a través y superar somáticos (dolores, malestares), pasé a través de situaciones que hacían que esos demonios no los controlara, eliminé pensamientos negativos y los hice positivos.

Mis ganancias durante todo el proceso son muchas. Sobre todo cambió mi manera de pensar. Dejé a mi cuerpo libre de sustancias tóxicas, recuperé a mi familia, mi capacidad para confrontar situaciones y amigas de verdad de los que no te hacen mal. Tengo la capacidad de ayudar como me han ayudado a mí a salir de ese pozo oscuro y profundo.

Hombre feliz
(Foto de john shepherd/iStockPhoto.com)
 

Comencé a realizar cursos y aprendí en quién puedo o no confiar; me di cuenta de que a lo largo de mi vida había estado acompañado de personas que no tenían buenas intenciones hacia mi, y yo lo desconocía totalmente, y esto me perjudicó en acciones y decisiones a lo largo de mi vida.

Escribí lo actos hostiles que había cometido y eso me hizo liberarme de una mochila de piedras que cargaba en la espalda

Hoy en día soy dueño de mis decisiones así como de mis actos y soy consciente de ellos.

YO MANEJO MI VIDA.

Gracias Narconon, por haberme ayudado a recuperar mi vida y la de mi familia.

D.P.C., Graduado de Narconon Los Molinos

AUTOR
ML

María Luisa Barcala

NARCONON LOS MOLINOS

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS