Despertar a la vida


Graduada Narconon Los Molinos

Consumía heroína, principalmente en vena. Luego comencé a furmarla. Empecé a ver que ya no podía controlarlo.

Toda tu vida…, ya no hay trabajo, ya no hay amigos, ya no hay pareja, tu vida se resume a ponerte una dosis, “disfrutar” esa sensación y en cuanto se pasaba, mis únicos pensamientos eran qué hacer para conseguir otra dosis. Entonces ya no hay más vida.

Cuando ves que tu vida, toda se resume a ya no ducharte, te dan igual cómo te ves, lo que comes, estás super delgada, tu familia está muy enfadada contigo, no hay trabajo o estudio, ya no hay nada, no hay ninguna otra ilusión, sólo te encuentras ahí, como una rata girando todo el rato en lo mimo.

Entonces dices ¿ y esto es la vida?

Cada día te propones decir NO, EL ULTIMO DÍA. Te ves otra vez igual, no cumples con tu palabra, te baja la moral. ¡ QUÉ BASURA DE VIDA!

Al principio lo intentamos con psiquiatras y con pastillas pero al final era cambiar una droga por otra. Lo que es tu mundo interior, realmente no lo analizas, no lo cambias. Entonces vuelves a recaer.

Si ya no hay lógica ninguna, ni raciocinio, te tiene atrapada la droga. Sí, es como una idea. Tú te levantas cada día pensando: si me pudiera despertar y no acordarme de esto, tener otra vida. Te gusta como idea pero no tienes las herramientas. La sensación física es que necesitas tu toma..

Tiene que llegar alguien que te quiere, porque tú no sabes cómo.

Mi padre me cogió como una bolsa y me dijo: “O este centro o a la calle. Te vas.”

Lo acepté. Yo la calle no la confrontaba, ya era pasar a un límite de llegar a la muerte, era prostitución, vamos lo que fuera.

Tuve cierta lucidez y pude decir, bueno pues voy a intentarlo, porque la calle era la muerte.

Cuando llegué a Narconon, me sentí mejor. Era gente joven, sin batas, un entorno en el cual había más realidad conmigo.

La mayoría de la gente estaba como yo. Vi un entorno jovial, no el formalismo de las batas de un psiquiatra, que puede haber leído muchos libros y saber mucha química pero no se les ve afines a ti.

Veía que los trabajadores y estudiantes habían vivido lo mismo que yo, teníamos todos el mismo propósito. La ropa, las habitaciones, todo era más jovial, fresco.

En la Retirada de drogas, ellos saben cómo tratarte, no te dan más pastillas para tenerte drogado, no te gritan, no te atan, te tratan con respeto, como un ser humano, te tienen en cuenta.

Te hacen masajes. Sales, te extroviertes, te dan vitaminas para ayudarte, estás con gente que está como tú.

Decidí dejarme llevar. Ví que no estaba mal, comencé la sauna y me fue real que mi cuerpo estaba lleno de toxinas. Comencé a dormir bien, subí de peso, comía y dormía bien. Esto se relacionaba con mi estado de ánimo: cantaba, me reía con ganas como hacía tiempo que no lo hacía. Tenía tertulias debajo de la parra, chistes, me empecé a sentir con ganas, como cuando tenía 15 años, me sentía otra vez con sentimientos y sensaciones.

Las cosas fueron cambiando mucho. Mis padres, aunque sólo fuera por teléfono, sentían que ya no atacaba, que era algo lógica, que al contrario, me sentía avergonzada. Veía la realidad de que les había hecho mucho daño.

Y cuando me iban a visitar, me veían con otro aspecto, otra cara, respetando cuando ellos hablaban, con proyectos de futuro. Ven que empieza a volver la persona que eras antes de las drogas, empiezas a sentir que no eres tan poca cosa y que sí haces las cosas bien, sigues teniendo su cariño, ánimo y buenas palabras, todo va a depender de ti.

Con el programa recuperé a mi familia, vi que realmente, todo se trataba de cambiar de vida. No podía volver y empezar a salir por la noche, eso era para mí una situación de riesgo, vi que no podía volver al mismo entorno.

Decidí quedarme en un entorno que me animaba a seguir con mi ética, ser productiva, cumplir horarios, fue poco a poco, en gradiente.

Llevaba 3 años haciendo las cosas, bien y fuerte, siempre eligiendo a personas que me aporten cosas buenas, personas sociales.

Falleció mi madre, pero no me hundí. Ayudé a mi padre y mantuve relación con un chico que también se había rehabilitado en Narconon

Estuve trabajando y estudiando, monté un negocio, me casé.

Mi acción de éxito ha sido el seguir con el conocimiento. He seguido mejorando, y sigo utilizando las herramientas que aprendí.

Narconon fue un antes y un después:

Es conocer de qué se tratan las reglas que funcionan en la vida, cursos y técnicas que te acortan el camino. Hoy en día tiro más al éxito que al fracaso.

Si tuviese que animar a alguien a rehabilitarse en Narconon, le diría que:

Es un despertar a la vida.

Es encontrar tu ser básico.

Es la ruta o el mapa de la vida exitosa.

AUTOR

Juan Luis

Director Ejecutivo Narconon Los Molinos

NARCONON LOS MOLINOS

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS