¡Ya No Soy Prisionero del Alcohol!
Tuve la fortuna de contar con una familia y unos padres quienes siempre procuraron una buena vida para mí. Lo tenía todo, un buen trabajo, una esposa y una hija. En mi juventud era más bien reservado, procuraba no meterme en discusiones y no fui mucho de salir con los amigos para tomar la copa. Mis días los disfrutaba a lado de mi esposa y en convivencias familiares, literal, una vida próspera y sin complicaciones.
Cuando tenía 22 años comencé a consumir alcohol, en un inicio fue de manera esporádica, era una cuestión de convivencia con los compañeros del trabajo. Desafortunadamente este hábito cada vez fue más frecuente hasta que me alcanzó una dependencia y adicción. De pronto, todos los días tenía la necesidad de salir con los compañeros por unas copas, incluso, si nadie podía me iba solo. Fue cuando empecé a perder a mis amigos más cercanos y a mis familiares; las peleas y reclamos en casa fueron una constante hasta que irremediablemente perdí a mi esposa y con ella se fue mi hija.
La espiral descendente comenzó a ser más marcada al verme atrapado en la prisión del alcohol. No sólo todos quienes me querían de una manera auténtica se alejaron, sino que físicamente comencé a estar mal porque no dormía bien y muchas veces preferí no comer para seguir bebiendo. Me temblaba todo el cuerpo y era muy difícil mantener una conversación con alguien. Por aquel entonces vivía en casa de mis padres, mi papá, a quien considero un hombre sabio y quien siempre procuró el bien para mí, estaba realmente desesperado porque no sabía qué hacer o cómo guiarme y un día me cansé de los constantes reclamos y me fui. Preferí refugiarme en un mundo cerrado para mí, antes que confrontar la realidad y poder hacer algo al respecto.
A pesar de haberme alejado de todos y de todo, mi familia seguía preocupada por mi bienestar y una sobrina supo del Programa de Narconon Los Molinos, sabía que era lo que yo necesitaba y le habían dicho que se trataba de un centro especializado para personas que sufren de adicciones. Ella no dudó en ayudarme y convencerme de que debía recuperar mi vida, me recomendó que ya no me metiera en más problemas y de que tenía toda la capacidad para servir a mi sociedad pero que para poder lograrlo debía tomar responsabilidad y hacer el Programa.
Aunque me rehusaba a vivir mis días sin alcohol, porque ya no sabía qué era eso, me sentí moralmente obligado con mi sobrina a ir a Narconon Los Molinos, su ayuda no sólo fue convencerme de que debía rehabilitarme, sino que hizo el esfuerzo por apoyarme económicamente al pagar el Programa que por mis medios no lo hubiera podido hacer. Solo necesité ese empujón y la motivación de mi familia, definitivamente, no podía fallar ante tal acto de bondad por parte de mi sobrina.
“Me daba miedo dejar de beber y enfrentar la realidad porque lo había hecho por mucho tiempo, quizá toda persona con adicciones pasa por el mismo temor al que yo me enfrenté”.
Cuando llegué a Narconon fue un proceso difícil en un inicio, mi mayor temor era la constante pregunta interna de cómo iba a poder vivir sin beber porque así había aprendido a sortear mis días por varias décadas, pensaba que sería imposible. No obstante, gracias al trabajo experimentado del staff poco a poco comencé a sentirme mejor y todo lo que paso a paso iba realizando durante el Programa hizo que empezara a recobrar fuerzas y volví a experimentar esas ganas de vivir.
Llegó un día en que me sentí realmente bien y listo para continuar mi andar a lado de mi familia. No obstante, aun me faltaban etapas por concluir del Programa y fue cuando me di cuenta de que a pesar de que me sintiera fantástico, debía concluir la totalidad del proceso para salir con todas las herramientas necesarias que me ayudarán a enfrentar la vida con éxito.
Gracias a la Desintoxicación de la Nueva Vida, etapa del Programa que se trata de la combinación de ejercicio, sudado en calor seco de sauna y un régimen alimenticio fue que logré eliminar los residuos tóxicos del cuerpo, un pensamiento más claro y lo más increíble fue que un día ya no sentí deseo o antojo por beber. Esta ha sido mi mayor ganancia, dejar de beber.
Gracias al Programa comencé a sentirme más enfocado para realizar las actividades que valen la pena y ayudan a mi crecimiento. También me di cuenta de que el tono de mi piel mejoró y en general todo mi aspecto porque aumenté como 8 kg. de peso. Mi comunicación mejoró mucho, un día ya no era una persona hostil, sino que más bien abierta para platicar con gente nueva. En realidad, me sentí un hombre renovado.
Al concluir con el Programa me propuse nunca más caer en el círculo vicioso del alcohol, me di cuenta de que podía disfrutar de la vida sin consumir.
Con todas las herramientas que aprendí en Narconon Los Molinos pude recuperar a mi familia, ahora ellos me hablan más, incluso, tengo mucho mejor comunicación con mi hija y con mi exesposa.
“Hoy ya no soy prisionero del alcohol, disfruto mucho el poder pasear a mi perro todos los días, ir al cine, hacer senderismo, ver la televisión, tener un trabajo estable, vivir solo, ser responsable de mi salud e independiente en toda la extensión de la palabra. La verdad que todo me gusta”.
Todavía tengo un largo camino por recorrer y me siento muy motivado para hacerlo por mí y por todas las personas que han creído en mí. A diario me levanto dispuesto a luchar por las metas y sueños venideros sin la necesidad de recurrir al alcohol, sé que debo seguir enfocado en este camino sin perder el horizonte.
Hoy quiero agradecer a quienes depositaron su confianza en mí para poder recuperar mi vida, así como al staff de Narconon Los Molinos quienes siempre tuvieron una palabra de aliento y me hicieron sentir como lo que soy, una persona valiosa con la capacidad de servir a mi sociedad.
Cuando aprendes algo y tan bueno como lo que yo he aprendido -vivir sin tener que tomar alcohol- es el poder transmitir conocimientos, experiencias vividas y ser un ejemplo de vida. Mi consejo para aquellos que están pasando por lo mismo que yo pase es que, “sean fuertes, yo sé que esto no es fácil pero tampoco imposible, ¡así que tira pa delante!”.
Paco, Graduado de Narconon Los Molinos