Me redescubrí a mi mismo  

J.L.Diaz, Graduado Narconon Los Molinos
 

Todo comenzó un jueves 15 de enero de 1973 en Madrid. Mi madre estaba en el hospital con grandes dolores, por ser yo un bebé demasiado grande (5 kg) no estaba dispuesto a salir al mundo que me esperaba… finalmente sobre las 10 de la noche nací.

Fui un niño que llamaba mucho la atención de la gente, mis padres decían que cuando iba por la calle la gente se paraba para hablar conmigo porque era muy divertido.

Crecí en un pequeño pueblo en las afueras de Madrid llamado Móstoles… recuerdo tener la mejor niñez del mundo. Siempre jugábamos en la calle a 1000 juegos diferentes, practicábamos todo tipo de deportes y entre los chicos del barrio siempre había mucha amistad y competitividad. Cuando llegaba el caluroso verano, solíamos ir todos los días juntos a la piscina donde jugábamos y hacíamos todo tipo de deportes como el tenis, futbol, baloncesto… simplemente éramos felices.

Tengo unos padres maravillosos que han trabajado toda su vida para darnos la mejor educación. En casa siempre recibimos mucho cariño y amor. Mi entorno simplemente era perfecto.

Poco a poco fui creciendo… mi adolescencia fue muy divertida. Yo era una persona muy extrovertida. Destacaba entre mis amigos por ser el más social y abierto. El deporte y el estudio eran el eje principal en mi vida. No me destacaba por ser un buen estudiante pero, cuando algo me gustaba, solía ser muy bueno en ello.

Mi vida era simplemente perfecta. Recuerdo ir a estudiar a Inglaterra durante 3 meses cuando tenía 14 años. Fue una experiencia maravillosa y enriquecedora en donde tuve que descubrir el mundo por mí mismo. Me encantó esa sensación de libertad, poder estar solo en otro país, ver otra cultura y simplemente explorar nuevas tierras. Fue una de las mejores experiencias de mi vida.

Alrededor de los 16 o 17 años ya era un pequeño hombre… Uno con esa edad piensa que lo sabe todo sobre la vida. Como se suele decir, el mejor sustituto a la experiencia es tener 16 años, pero desafortunadamente no fue así. Ya por esa época mis amigos y yo solíamos salir los fines de semana, reunirnos en un bar y beber cerveza. En España, como en muchos otros países, el alcohol está aceptado socialmente. Era normal salir a beber, ponernos contentos y disfrutar del fin de semana. El deporte poco a poco se fue quedando atrás, ya no era el eje principal en mi vida aparte del estudio, ahora era la búsqueda del amor, el salir con los amigos a divertirme, el descubrir cosas nuevas.

Todos los fines de semana quedábamos para salir, beber y pasarlo bien. Un día un amigo mío me ofreció un porro…. Le di unas caladas y me hizo sentirme tan bien que no paré de reírme durante horas. Desde aquel momento empecé poco a poco a fumar hachís… hasta llegar al punto en que fumaba a diario. Ese fue la primera ocasión en donde fumé droga aparte del alcohol.

Sin darme cuenta y poco a poco seguí bebiendo, fumando … pasaron los años y descubrí nuevas drogas como la cocaína o el éxtasis. Verdaderamente el hecho de probar nuevas drogas fue simplemente por curiosidad y experimentar con ellas, saber lo que eran y saber cómo afectaban a la mente. Nunca tuve realmente una adicción con ellas, pero sin darme cuenta el alcohol siempre estaba presente. En todas las situaciones.

Las drogas me afectaron en cierta medida en la concentración en mis estudios, quería pasarla bien, salir y vivir. Terminé mis estudios en la universidad correctamente pero sé que lo podría haber hecho mucho mejor.

Con el paso del tiempo las drogas y el alcohol fueron haciendo daño a mi mente, a mi cuerpo y a mi alma, cada vez me sentía peor y cada vez me sentía más solo, sabía que me estaba haciendo daño, pero yo continuaba. Entré en una espiral en donde no sabía cómo salir. No quise pedirle ayuda a mis padres por no preocuparlos. Ellos detectaron mi cambio de personalidad, ya no era aquel chico alegre y jovial que todo el mundo conocía, me costaba reírme, perdí seguridad en mí mismo y caí en una depresión. Mis padres comenzaron a preocuparse, me pidieron que aceptase ayuda, pero yo en todo momento la rechacé. Quizás pensé que el hecho de reconocer la situación seria admitir que tenía un problema. Me distancié de mis padres, no quería hacerlos sufrir ya que ellos detectaban que no estaba alegre, que ya no era divertido, que ni siquiera quería estar con ellos. Eso a mí me rompía el corazón y lo que es peor a ellos también.

Y pasaron más años y más años y mi situación cada vez era peor. Recuerdo que una semana no fui a 2 reuniones de trabajo. Dejé mi teléfono inoperativo. Simplemente no podía ir, no podía confrontar la situación. Mis niveles de energía eran tan bajos que ni siquiera me quería levantar de la cama. Cada mañana que me levantaba era una pesadilla.

Un día vino mi hermano a casa y me pidió que por favor aceptara la ayuda e ingresara a un centro. En ese momento tuve un instante de lucidez y acepté. Al día siguiente nos dirigimos a Narconon en Los Molinos (Madrid). Yo no conocía la organización. Fue mi hermano el que a través de un amigo, conoció el centro. Llegamos allí un lunes, mi hermano me dijo que era un mes de recuperación. Yo fui con esa idea pero, cuando llegamos allí, me dijeron que el programa era de 3 ó 4 meses dependiendo la situación de cada individuo. Me armé de valor y acepté.

Fui recibido estupendamente, estaba un poco asustado pues sabía que me esperaban 3 ó 4 meses muy duros. Hubo un momento en la retirada en el que quise irme, fue el único momento crítico que tuve en Narconon. Después empecé mi proceso de purificación. Pensé que después de la sauna me iría a casa. La sauna, aunque fue dura, fue una experiencia maravillosa pues según pasaban los días me sentía mejor y mejor. Acabé la sauna y no me quería ir, mi mejoría fue tan grande que quería seguir progresando en el programa, y así lo hice. Terminé todos mis Objetivos y me gradué. Posiblemente lo mejor que he hecho en mi vida fue tomar la decisión de ir a Narconon.

Allí me redescubrí a mí mismo, de nuevo volví a ser ese chico simpático, alegre y divertido que siempre fui y del que no me acordaba. Mi autoestima, autocontrol, paciencia, saber escuchar… todas esas facetas se potenciaron enormemente. Volví a sonreír, a divertirme, a tener ilusión por la vida, a levantarme por las mañanas cantando, a apreciar los días, a recuperar a mis padres… hay tantísimas cosas que le debo a Narconon que no sé cómo agradecérselo.

Mi relación con mis padres es simplemente genial, hablamos todos los días, bromeo con ellos e incluso me iré de vacaciones con ellos en agosto. Tengo una pareja maravillosa con la que, gracias a su apoyo incondicional ,he podido superar mi problema. En mi trabajo llego todas las mañanas con muchísima energía, centrado y con ganas de hacer las cosas bien.

Pero si hay algo que debo de decir es que Narconon ha sido el causante de mi redescubrimiento, el catalizador de mi alegría y seguridad. Me ha gustado tanto el programa y he tenido tantas ganancias que quiero continuar en Narconon para ayudarme a mí mismo y a los demás. A cualquier persona que esté pasando por un momento malo en la vida por culpa de las adicciones sea cual sea, le recomendaría que fueran fuertes y creyeran en Narconon, en su programa y en sus profesionales porque recuperaran sus vidas.

GRACIAS DE CORAZÓN.

J.L.Diaz, Graduado Narconon Los Molinos

AUTOR

Juan Luis

Director Ejecutivo Narconon Los Molinos

NARCONON LOS MOLINOS

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS