Heroina

La heroína se desarrolló en unos laboratorios farmacéuticos alemanes a finales del siglo XIX como un sustituto “no adictivo” de la morfina. Esta droga se fabrica a partir de las amapolas. Se extrae el opio, lechoso y similar a la savia, de la vaina de la flor y se usa para producir morfina, que luego se destila adicionalmente y se refina hacia diferentes formas de heroína. 

En su forma más pura, la heroína es un fino polvo, más o menos granulado y de color blanco. La acción de esta nueva droga sobre las vías respiratorias era tal, que se creyó que había sido vencida definitivamente la tuberculosis, por lo que se le dio el nombre de heroína.

Como todos los opiáceos de venta ilícita, la heroína puede adulterarse con quinina, lactosa, azúcar, bórax y otros fármacos depresores como barbitúricos y sedantes o contaminarse con bacterias, virus, hongos o partículas.

A partir de su aparición, la heroína se utilizó principalmente para tratar la tuberculosis por su capacidad para suprimir el reflejo de la tos. Pronto se vio que su efecto anestésico no era mayor que el de la morfina, pero era más activa por lo que podía utilizarse en dosis menores logrando el mismo efecto con las consiguientes ventajas a nivel de acumulación en los tejidos. Sin embargo, algo más la diferenciaba de la morfina: ciertos efectos estimulantes y no sólo analgésicos, por lo que durante mucho tiempo se recomendó como cura para el hábito producido por la morfina.

Por lo general, la heroína se disuelve en agua y se inyecta directamente en las venas, aunque también puede ser inhalada o esnifada. Las primeras administraciones de heroína generalmente se reciben con manifestaciones de fuerte desagrado, entre las cuales destacan náuseas y vómitos. La sensación inicial se conoce como rush o flash una estimulación placentera e inmediata de los centros nerviosos de la parte superior del cerebro. Concluida la sensación inicial, el efecto depende de la dosis. Lo siguiente es un estado de desinterés o autosuficiencia ante las cosas habituales. Bajos sus efectos se siente una falta total de motivación, de alerta y de cualquier urgencia por hacer las cosas.

A nivel físico se presenta contracción pupilar, insensibilidad al dolor, disminución de la presión arterial, del ritmo respiratorio y del deseo sexual, e incoordinación muscular.

La heroína es fuertemente adictiva y el dejar de consumirla o retirarse del consumo, es extremadamente dolorosa. La tolerancia provocada por la heroína es alta y se desarrolla con relativa rapidez. Lo mismo sucede con la dependencia psíquica y fisiológica. Para experimentar una necesidad física apremiante bastan alrededor de cinco semanas de usar diario un cuarto de gramo.

En los años 80 y 90 fue la droga de moda en España, pero sus efectos devastadores y marginales asociados (delincuencia,SIDA, jóvenes consumidos en los poblados ….) la desplazaron por otras drogas aparentemente menos “perjudiciales” .

Aunque la Heroína parece una droga pasada de moda,solo espera su oportunidad para emerger de nuevo.

NARCONON LOS MOLINOS

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS