El Hachís y la Marihuana: Sustancias Tóxicas para el Cerebro de los Jóvenes.  

El hachís y la marihuana proceden del Cannabis que es una planta originaria de las planicies de Asia central, difundida a todo el globo terráqueo gracias a la intervención humana. A causa de su rápida propagación y adaptabilidad ambiental, el cannabis tuvo un gran impacto en las expresiones de diversas culturas. La planta de cannabis contiene alrededor de 400 sustancias químicas diferentes, 60 de las cuales están estructuralmente relacionadas con el tetrahidrocannabinol delta-9 o THC, que es el principal psicoactivo de esta planta. Mientras las hojas de la marihuana se fuman tal cual, una vez que se han secado, el Hachís requiere de una elaboración a partir de la resina de la misma planta.

En términos generales, ésta es la droga menos expuesta a sufrir adulteraciones. No obstante, los cultivos de marihuana, al no estar sujetos a controles de calidad, pueden rociarse con herbicidas tóxicos que son corrosivos para el esófago y llegan a producir fibrosis, una forma severa de daño al pulmón.

El cáñamo ha sido usado en diversos países asiáticos y latinoamericanos para conseguir infusiones relajantes capaces de facilitar las contracciones durante las labores de parto, curar los dolores reumáticos o para aliviar el asma y los dolores de cabeza provocados por la migraña. Estas propiedades aparentemente terapéuticas han sido defendidas por algunos como un argumento para su legalización, no obstante, los mayores méritos de la marihuana como agente terapéutico en la medicina occidental están en la inhibición de los cuadros de náuseas, vómito, pérdida de apetito y dolor en pacientes con cáncer que reciben quimioterapia o en pacientes que padecen SIDA, aunque no siempre.

Fuera de este hecho puntual, la marihuana presenta el otro lado de la balanza. Como cualquier droga, presenta una sintomatología a nivel físico y psíquico. En cuanto a los efectos físicos, tenemos que después de la administración se presenta dilatación de los vasos sanguíneos, expansión de los bronquiolos, enrojecimiento de los ojos y sequedad de boca. 

La coordinación psicomotriz puede sufrir alteraciones dependiendo de la cantidad utilizada.

El grado de adicción es significativamente alto, aunque se trate únicamente de dependencia psicológica. El consumo reiterado genera hábitos y asociaciones condicionadas difíciles de romper. Los efectos psicológicos no son fáciles de describir, ya que, en sí, la intoxicación con cannabis tiene diferentes síntomas y son de carácter impredecible. Suele experimentarse un descenso considerable en el nivel de atención, ilusiones visuales, lasitud y somnolencia que, según la dosis, culminan en un sueño profundo.

La marihuana suele acentuar o aumentar los rasgos básicos de la personalidad, es decir, si una persona es introvertida, lo será más, pero si tiene una personalidad con tendencia psicótica, podrá convertirse en un auténtico psicótico. En los jóvenes que abusan de la marihuana los brotes psicóticos están a la orden del día. La marihuana intoxica el cerebro joven. Provoca problemas de atención, concentración, memoria, causa fracaso escolar y el abuso puede llevar a ansiedad y hasta brotes de esquizofrenia.

Los traficantes o camellos, motivados por el beneficio que tendrán, podrán decir cualquier cosa para hacer que les compres su droga, a ellos no les importa si las drogas arruinan tu vida siempre y cuando les pagues, todo lo que ellos quieren es tu dinero.


Fuentes:



AUTOR

Juan Luis

Director Ejecutivo Narconon Los Molinos

NARCONON LOS MOLINOS

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS